¿Se Puede Corregir un Niño Irrespetuoso? He Aqui 6 Maneras de Hacerlo Posible. 

“Buenos días”, “permiso”, “gracias”, “por favor”, “perdón”… al parecer, muchos niños y adolescentes jamás aprendieron estas palabras, porque rara vez los escuchamos decirlas.   Estas expresiones pueden aplicarse a la falta de respecto o a la mala educación, que son dos cosas separadas por una línea muy delgada.

La falta de respeto es algo inapropiado en cualquier circunstancia y una educación benévola no tiene porqué ser al mismo tiempo permisiva.  Como padres, debemos asumir la responsabilidad de enseñar a nuestros niños y adolescentes las actitudes y los gestos para expresar sus emociones y sus desacuerdos sin faltar el respeto a otras personas. Sea quien sea.

Sin embargo, es realmente ingenuo esperar enseñar algo a un niño enojado. Cuando los niños o los adolescentes están dominados por la ira, el estrés o la frustración, la parte racional de su cerebro se desconecta y por lo tanto, es inútil explicarles cualquier cosa.

Esto es algo que los padres debemos tener muy en cuenta, porque no podremos transmitir ningún tipo de enseñanza hasta que ellos no se hayan conectado emocionalmente con nosotros. En estos casos, tampoco sirven las amenazas, porque en un momento de enojo los niños sólo recordarán la amenaza y no la enseñanza.

Obviamente, ni hablar de los castigos físicos. Éstos no sólo no enseñan nada sino que al mismo tiempo generan resentimiento y creo que estamos todos de acuerdo en que ningún padre desea que sus hijos tengan sentimientos negativos hacia ellos.

Ojo por ojo, diente por diente.

Tal vez le pediste tu niño que deje la televisión y se ponga hacer las tareas. Tal vez le pediste a tu hijo adolescente que deje los juegos electrónicos y se ponga estudiar… Y entonces ellos te pusieron mala cara o peor aún, contestaron con un improperio y a los gritos.

Enseñar respeto a los niños no puede consistir en faltarles el respeto a ellos. Las amenazas, los castigos, la violencia, la humillación, el chantaje… No son demostraciones de autoridad, sino de autoritarismo. Y con esto no vas a ganar nada.

Cuando nos enfrentamos ante la falta de respeto por parte de nuestros hijos, lo que pasa por nuestras cabezas no es muy distinto de lo que pasa por las suyas. De la misma manera que ellos se niegan a algo que les pedimos, nosotros también nos dejamos invadir por la ira, nos desconectamos del análisis racional y nos resulta muy difícil reaccionar con calma y discernimiento.

¿Cómo corregimos estas actitudes?

1) Educar desde el primer minuto.

Es un error creer que porque un niño es muy pequeño, no podrá entender las reglas o cualquier cosa que se le explique. Los niños están aprendiendo todo el tiempo. ¡Nunca lo olvides!

2) Aceptar la frustración.

Aunque no lo creas, sobreproteger a los niños es una forma de mala educación. En nuestro afán por querer evitarles un sufrimiento, estamos cometiendo el error de no dejar que se preparen para manejar situaciones adversas. Como adultos, sabemos que no siempre las cosas serán como queremos, y no dejar que los niños se preparen para esto hará que no sepan cómo enfrentarse a la adversidad.

No queremos verlos llorar y entonces, aceptamos lo que nos piden. No queremos que se enojen y entonces, permitimos una conducta inapropiada… Parte del aprendizaje que todos necesitamos tiene que ver con saber soportar la frustración.

3) Poner límites.

En ocasiones, las actitudes negativas de nuestros niños, tienen que ver con que no saben muy bien hasta dónde se puede y hasta dónde no se puede. Esto tiene que ver con que los límites no son claros.

Si establecemos una regla que se debe cumplir, debemos en principio predicar con el ejemplo y explicar cuáles son las consecuencias positivas de aceptar las normas.

4) Coherencia y perseverancia.

Los castigos como “un mes sin televisión” o “dos meses sin ir a la casa de un amigo”, son absolutamente inútiles. En principio porque difícilmente logremos mantenerlos y luego, porque dos días después se pierde la esencia del castigo.

Un castigo debe ser una penitencia. Dos horas sin televisión, es más efectivo que un mes que nunca llegará a ser un mes. Mientras transitamos ese camino, vamos perdiendo autoridad.

5) Discernir.

Como padres, debemos tener claro qué es lo intolerable y que es lo intrascendente. En ocasiones, nos enfocamos con demasiado énfasis en “lava tu taza después de usarla”, pero permitimos insultos y agresiones de todo tipo. ¿Cuál es la actitud que realmente debemos modificar?

Las reflexiones finales que podemos hacer son muchas, pero bien podríamos resumirlas en un refrán muy popular: “se atrapan más moscas con miel que con vinagre.”

Esto quiere decir, que imponiéndonos por la fuerza, con castigos severos, con castigos físicos, con amenazas y humillaciones; no vamos a lograr absolutamente nada. Sólo conseguiremos resentimiento y más malos tratos por parte de nuestros hijos que lamentablemente, luego repercutirán en su vida social y laboral.

Hablemos, expliquemos, preguntemos, averigüemos qué es lo que pasa y hagamos saber a nuestros hijos que una mala actitud, la mala educación y la falta de respeto sólo le traerán problemas y que es más fácil y más productivo utilizar los buenos modales y generar empatía con los otros.

Hagámosles entender que las consecuencias de utilizar esas palabras que nombramos al principio, siempre van a repercutir en su favor.

¿Qué opinas de la falta de respeto en los niños? ¿Ya tuviste alguna experiencia con respecto a esto? Comenta y comparte.

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